Siempre que el mundo empieza a doler... me gusta pensar en ti.
Así que queda claro que a lado de tu ausencia... cualquier dolor es insignificante.
Nada le hace competencia a lo que se siente en el pecho cuando no respiramos el mismo aire, pero sobre todo duele cuando la sonrisa del otro ha nacido de otro motivo que no es un nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario