No sólo le
diste luz a mis días grises, también iluminaste estos ojos que siempre querrán
seguir el brillo de tú luz. Aún no logro recordar en que momento desvié el
camino y confundí está gran mentira con aquello que llaman amor, te miré con
ojos ciegos, seguí tú voz con oídos sordos,
grité en silencio cuanto te
quería y sin embargo el error más grande fue creer en un amor que no existía,
mejor dicho un amor en el que sólo yo
creí. Sí el poder de tú amor me transformó en alguien distinta aún más el de tú
ausencia, esa constante soledad fulminó mi sonrisa, Junto contigo, se fue todo;
el sueño de vivir a tú lado, los paseos de tú mano y el cielo de verte sonreír,
todo se marchó junto a ti. A pesar de que
jamás tus labios tocaron los míos y
de que dos letras jamás unieron un "para siempre" nuestras vidas, no pensarte a diario resulta
imposible. Ahora lo único que para mí resulta eterno es ver pasar los días sin
ti, la odiosa soledad a la que tú me condenaste cuando te fuiste sin mirar atrás,
privándome así del cielo de estar a tú lado,
es seguro que conocí más tú ausencia que el abrigo de tus brazos, el
vacío y la soledad fueron fieles a cada instante del abismal vacío que dejaste
cuando me negaste la posibilidad de llamarte amor, pero a pesar de que a cada
letra se extinga la poca vida que me queda y de que este dolor tan amargo este
presente como el aire que respiro aún sólo basta tú mano cálida para mostrarme
que siempre estaré a tú lado y que será
eternamente mi pecho el lugar a donde
siempre puedas volver, pues debes tener en cuenta que no se miden
sufrimientos para volver a mirar el brillo de tus ojos, para volver a sentir tú
mano cálida, para volver a mirar el paraíso que hay en tu mirada, para
confirmar que son tus ojos los luceros
que quise y quiero para guiar mi camino, aunque hoy tú brillo ya no me guíe y
tú mano cálida no vuelva a darle rumbo a mi vida, este lugar vacío en mi pecho,
siempre será el lugar al que puedas
volver.
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